Restos humanos de 15 mujeres y niños brutalmente asesinados fueron encontrados en un poblado de Polonia, con evidencia de haber sido golpeados brutalmente en el cráneo, presumiblemente todos de una misma familia.
Según los investigadores «una mujer mayor yacía junto a sus hijos, de 5 y 15 años, otra mujer de unos 30 años fue colocada junto a los suyos: una adolescente y un pequeño de 5 años, y cuatro hermanos fueron depositados uno al lado del otro; quienes enterraron a los muertos los conocían bien». No hay hombres adultos enterrados por lo que se presume que solo había mujeres y niños al momento de la matanza.
Nuestra sociedad está llegando a puntos críticos de violencia y que cada vez más los valores se siguen perdiendo. ¿Cierto? La diferencia de esta noticia, con una que podríamos leer un lunes cualquiera en algún períodico, es que este macabro hecho pasó hace hace unos 8.000 años, en el Neolítico.
¿Estamos viviendo hoy un mundo más violento que hace 8.000 años? ¿Que hace 500 años? ¿Estamos perdiendo los valores como sociedad y antes todo era mejor? ¿Son nuestros póliticos actuales más corruptos que los de antes? ¿La educación de antes era mejor que la de ahora?
En términos generales, la respuesta a todas estas preguntas es un rotundo NO.
Para el tema particular de la violencia, Steven Pinker mediante una excelente charla TED nos demuestra de manera contundente que a lo largo de los milenios y los siglos, el mundo ha vivido una drástica disminución de la violencia, y que hoy vivimos en la época más pacífica de la historia de la especie humana.
En el caso de la corrupción, es común escuchar que «antes sí teníamos políticos honestos, que realmente se preocupaban por el pueblo» Esta afirmación es especialmente común cuando se destapa un caso de corrupción en los medios de comunicación. ¿Alguna vez se ha puesto a pensar en la corrupción que se llegó a concretar y que nunca fue publicada? En un artículo de La Vanguardia se nos plantea el tema con innumerables ejemplos, demostrando que «las malas prácticas de corrupción llevan siglos de historia y parecen inherentes al ser humano»
Hablemos de educación. Si usamos solo un indicador super básico como la tasa de alfabetismo, nos damos cuenta que a finales del siglo XIX, apenas un 50% de las personas sabía leer en la mayoría de países de Europa y entre el 40% y el 47% en un país como Costa Rica. Hoy sabemos que en el planeta alrededor de un 86% de la población adulta es alfabetizada (99% en Costa Rica)
Y así podríamos seguir llenando este artículo de ejemplos similares. Pero entonces… ¿Por qué tenemos la percepción de que todo tiempo pasado fue mejor?
DECLINISMO. Un concepto clave nos permite entender un poco mejor este fenómeno de pensar que los buenos tiempos ya pasaron. En 2015, un artículo de The Guardian agregaba un poco más de luz al tema: En ese momento, 71% de las personas encuestadas manifestaron que el mundo se estaba yendo al carajo.
El declinismo es en síntesis una teoría que sostiene que una sociedad, una nación o incluso la humanidad en su conjunto están experimentando un declive o deterioro en diversos aspectos. Se basa en la creencia de que los tiempos pasados fueron mejores y que el futuro será peor.
Particularmente quiero destacar el declinismo organizacional. La perspectiva a lo interno de las organizaciones humanas (partidos políticos, empresas, universidades, ONGs) de que esa organización en particular ya vivió su momento de gloria. La añoranza permanente de un pasado idílico, en el que todo era casi perfecto y del que solo quedan gratos recuerdos.
No es casualidad que políticos aprovechen ese sentimiento de añoranza para llevar agua a su molino. El ejemplo más evidente es la campaña de Donald Trump y su MAGA: Make America Great Again, apelando al pasado. O las campañas del Brexit en Reino Unido y su nostalgia por el pasado imperial. Un poco más cercano a Costa Rica, la reciente campaña del Presidente Chaves nos invitaba a que «Volvamos a ser el país más feliz del mundo»
Y lo mismo se repite a lo interno de las organizaciones, en las que sus líderes apelan constantemente al pasado romántico para tratar de regresar a lo que su organización «antes era» aunque no exista prueba alguna de lo bueno que era ese pasado versus el presente. Los datos, normalmente dicen otra cosa. Se trata entonces de pura percepción. De un cúmulo de recuerdos personales mezclados con nostalgia y romanticismo por los tiempos idos.
La revisión histórica vale la pena, cuando lo que se pretende es aprender las lecciones. Revisar lo que la organización hizo antes y analizar qué funcionó y cómo sucedieron las cosas para no repetir los errores. El problema es cuando la añoranza nos paraliza y nos nubla la visión con sesgo de negatividad.
La próxima vez que alguien se ponga romántico con el pasado, vale la pena hacer el análisis de si lo que dice es cierto, o es puro declinismo.
«La diferencia real que tenemos con el resto de los animales no está en el nivel individual, sino en el colectivo. Controlamos el planeta porque somos el único animal que puede cooperar de manera flexible y a gran escala»
Yuval Harari
Recientemente, la elección presidencial de 2022 en Costa Rica nos dejó la cifra record de 25 partidos políticos disputando el poder, 25 opciones a elegir en un país de poco más de 5 millones de habitantes. Un partido por cada 200.000 habitantes (probablemente una de las tasas más altas del mundo)
Lo que en principio podría pensarse como buen síntoma de una de las dos únicas democracias plenas en Latinoamérica -miembro del exclusivo club de las 21 democracias plenas del mundo según The Economist– podría ser también síntoma de una condición menos glamurosa: Poca tolerancia a cooperar. En un país tan pequeño, 25 fuerzas políticas compitieron por la lucha electoral sin haber logrado con éxito casi ninguna alianza o coalición. ¿Realmente eran tan diferentes sus ideas y propuestas? ¿No se trata de algo más, relacionado con la forma en que operan los partidos políticos como organizaciones?
Me atrevo a pensar que lo mismo que sucede en una organización electoral como los partidos políticos, podría proyectarse a las organizaciones sociales de base voluntaria, en la que es literalmente la voluntad de las personas y sus motivaciones lo que las hace unirse, aportar y ser parte. En la gestión de estas organizaciones voluntarias (asociaciones de desarrollo, educativas, de servicio social, incluso de corte religioso) la motivación principal de las personas -además del elemento de servicio- es la autorrealización personal (así es, aunque no sea bien visto decirlo) las personas quieren dar aportes significativos, que tengan impacto en sus comunidades, y de alguna manera constituir un legado que les permita realizarse como personas.
En estos espacios de participación social, es cuando más claramente se ve reflejada la idea de Yuval Harari el filósofo y pensador israelí que ha planteado que la diferencia real que tenemos con el resto de los animales no está en el nivel individual, sino en el colectivo y que controlamos el planeta porque somos el único animal que puede cooperar de manera flexible y a gran escala. Siendo entonces que cooperar a gran escala es lo que nos ha hecho humanos, ¿Qué tipo de obstáculos podríamos encontrar para realizar esa cooperación?
Adolfo Aristeguieta, médico, psiquiatra, diplomático venezolano y líder del Movimiento Scout en la región latinoamericana, dejó algunas notas interesantes en un documento titulado «Los Juegos Psicológicos«, enfocado en la dinámica de las organizaciones scouts, pero creo yo que totalmente aplicable a las organizaciones sociales con estructuras más o menos democráticas. Básicamente menciona tres obstáculos principales para esa cooperación:
Aristeguieta plantea que estos juegos normalmente dejan tres consecuencias, todas negativas:
– Al final del Juego a todos les queda un sabor amargo, los resultados dejan a todos descontentos. Hay «vencedores» y «vencidos»
-Los resultados deseados son pobrísimos y los esfuerzos y costos enormes.
-Siguen un mismo patrón enfermizo: Crisis, ubicar el «Chivo Expiatorio», su sacrificio, y volver a empezar».
No importa el tamaño de la organización social, es probable que en mayor o menor medida, todas hayan de alguna forma jugado estos juegos o peor aún, llevado estos juegos a una Guerra de Guerrillas en donde esos bandos se vuelven sectores con posiciones aparentemente irreconciliables y llenos de desconfianza el uno por el otro, al punto de ni siquiera interactuar. En esta guerra de guerrillas, cualquier interacción con miembros del otro bando, se vuelve poco menos que una traición y es motivo de sospecha.
¿Cómo resolver esto?
Caer en los juegos de poder puede ser relativamente fácil, sin embargo existen fabulosas herramientas como la Teoría de la Conciencia de las Relaciones, que plantea instrumentos concretos para identificar en los equipos las motivaciones en tres elementos principales: Las personas, los resultados o los procesos. Y que la combinación de esos factores genera que veamos el mundo de diversas maneras, incluida la forma en la que se dan los conflictos y las posibilidades de negociación. Con este tipo de herramientas cada persona puede conocer su perfil personal y mostrar a los demás cuáles son sus factores de motivación y sus disparadores de conflicto, haciendo de la empatía en las organizaciones, un ejercicio más sencillo basado en evidencias.
En la nueva dinámica de las organizaciones, especialmente las que tienen un fuerte componente democrático y de voluntariado, comprender las motivaciones de todas las personas utilizando herramientas tecnológicas para resolverlo, es la señal de los tiempos para parar los Juegos de Poder desmedidos, guardar las «armas» y seguir el ejemplo de la democracia en Costa Rica, donde con 25 opciones casi cualquiera es Presidente, lo único que les hace falta es ponerse de acuerdo.
En Filipinas las personas pasan en promedio 11 horas de su vida diaria viendo la pantalla del celular
https://datareportal.com/
Recuerdo muy bien que cuando tenía unos cinco años, pasaba horas jugando solo en el patio de la casa. Tuve la gran ventaja de que había un patio que para mí en ese entonces era gigante, un mundo de posibilidades a explorar: Observar los hormigueros me llevaba a pensar como serían por debajo sus estructuras, cómo los construían, pensar cómo se organizaban las hormigas para trabajar y repartirse tareas, como conseguían alimentos… en fin, pensar. De esas inocentes observaciones infantiles, hoy sé que se hubieran podido extraer infinidad de clases de: Arquitectura, matemática, sociología, administración, biología, sostenibilidad, regeneración, biomimesis, etc, si hubiese podido tener un acompañamiento con el sistema educativo.
Al ser el menor de tres hermanos, la mayoría del tiempo no tenía de otra más que inventarme mis propios juegos y entretenerme solo. Así pasaba horas jugando, observando, descubriendo pero especialmente imaginando. Ahora entiendo que mis papás-sin saberlo o proponérselo- estaban exponiéndome a una experiencia extremadamente enriquecedora: Solitud.
En el diccionario de la RAE, aparece la palabra solitud, curiosamente en desuso y definida como la carencia de compañía.
Por otro lado, en el diccionario de Oxford, Solitude tiene una connotación un tanto diferente. Se trata de una condición en la que estamos solos, pero nos agrada. Es decir, no es el estado de soledad asociado a la tristeza -que todos lo queramos o no probablemente hemos experimentado- sino una situación en la que disfrutamos el estar solos.
Cal Newport, uno de los más influyentes pensadores de los últimos años en temas de productividad y nuevas tecnologías, propone en sus libros y sus diversos contenidos, un concepto clave para entender la solitud. Citando a los autores Kethledge & Erwin en un libro de 2017 titulado Lead Yourself First: Inspiring Leadership Through Solitude la define como el estado en el que estamos «free from input from other minds» o libres de aportes o de información de otras mentes.
Many people mistakenly associate solitude with physical separation—requiring, perhaps, that you hike to remote cabin miles from another human being. This flawed definition introduces a standard of isolation that can be impractical for most to satisfy on any sort of regular basis. As Kethledge and Erwin explain, however, solitude is about what’s happening in your brain, not the environment around you. Accordingly, they define it to be a subjective state in which your mind is free from input from other minds.
Newport, quiere decir que la solitud no se trata de irse una cabaña y pasar tiempo como ermitaños, lo cual sería poco práctico actualmente; por el contrario es más un escenario en el que ponemos al cerebro en aislamiento. Es decir, podríamos encontrar solitud cada vez que hacemos alguna actividad en la que no estamos consumiendo información de alguna forma: Leer, ver el celular, escuchar radio, ver TV, hablar con otras personas, son en general actividades en las que no es posible encontrar solitud; sin embargo usted podría ir en el bus, en un tren lleno de gente, etc, y efectivamente tener, momentos de solitud si está de alguna manera «solo con sus pensamientos».
Probablemente a muchos nos ha pasado que estamos en medio de una reunión discutiendo algún tema, nos levantamos al baño, y cuando volvemos se nos ha ocurrido alguna buena idea para el tema en discusión. O cuántas veces mientras nos estamos bañando por la mañana, pensamos en una buena idea para solucionar un problema con el que estamos lidiando.
Si bien el aislamiento social y la soledad en general están asociados a efectos negativos en la salud mental -condiciones que se han visto más que evidentes durante la pandemia de Covid- también un artículo de Washington Post expone por ejemplo un estudio en el que se menciona que tener acceso a dosis regulares de solitud, son cruciales para un aumento de la creatividad, entre otras cosas.
En una vida cotidiana en la que desde que nos despertamos tenemos acceso a todo lo que está pasando en el planeta, en la que los niños no pueden comer si no ven la pantalla, en la que los dispositivos tipo airpod son más comunes y más baratos, o en la que en países como Filipinas las personas pasan en promedio 11 horas de su vida diaria viendo la pantalla del celular (7 horas en Estados Unidos, 10 horas en Colombia) conseguir minutos de solitud diariamente es extremadamente difícil, esto para no mencionar los todavía desconocidos efectos del metaverso en la condición mental de las personas.
La dependencia que todos sufrimos del celular (difícilmente alguien se libra) es pavorosa. Es el equivalente a que un fumador adicto ande cargando todo el tiempo, todo el día, siempre, un paquete de cigarros en la bolsa, y de hecho es una industria que probablemente -igual que la industria de los cigarros- al principio era vista como inofensiva o cool en el siglo XX, y no fue si no hasta muchos años después que se comenzó a legislar para controlar esa adicción controlando la industria y los productos. Con redes sociales y aplicaciones pasa exactamente lo mismo y están algorítmicamente diseñadas para que así sea.
En mi caso, especialmente desde la pandemia, trato de pasar algún tiempo de nuevo en ese patio en la casa de mis papás, al aire libre, ahora ya no viendo hormigueros, sino trabajando un poco, ayudando a limpiar o a ordenar cosas que siempre hacen falta. Confieso que esos minutos de actividad los disfruto mucho y de alguna forma, el tiempo así pasa a otro ritmo y la mente se aclara siempre de maneras distintas.
Conseguir minutos de solitud será cada vez más un lujo y una necesidad, pero tendrá efectos directos en nuestra productividad laboral y nuestro equilibrio personal; de ahí que valga la pena buscar siempre la forma de programar semanalmente esos minutos para activar el modo avión.
Mucho se ha escrito del tema de liderazgo vrs jefes vrs coaches en el ámbito del trabajo.
A esta altura todos hemos escuchado de sobra esas ideas que dicen que no es lo mismo ser líder que ser jefe, y que no todos los jefes son líderes, o que no todos los líderes son buenos coaches de sus equipos.
No quiero agregar más palabras a un tema tan abordado, pero sí compartir mi propio resumen de cómo aprender a ser un mal jefe.
Los siguientes son los 11 pasos que usted debe seguir para no pasar nunca desapercibido en el historial de sus colaboradores:
1. No pierda el tiempo preocupándose por la gente.
Es difícil estar todo el tiempo preocupado por las personas del equipo, especialmente si es un equipo grande. Cada persona trae sus problemas personales, sus situaciones familiares, duelos, situaciones con hijos rebeldes, problemas en el colegio, etc. Un mal jefe no pierde el tiempo con esto que de por sí no puede resolver, se concentra solo en que el personal le rinda. Si se acuerda del nombre de la persona, ya es ganancia. Usted tiene demasiado en la cabeza, no puede perder el tiempo en esas cosas.
2. Trate de recordarle al personal constantemente lo poco relevantes que son para la empresa.
No deje pasar un día sin recordarle a la gente que sus aportes en la empresa son mínimos. Si puede, refuerze la idea de que usted no los necesita, y solo les hace un favor al contratarlos. Recuérdeles constantemente que usted bien podría hacer el trabajo solo y que lo haría más rápido y mejor. Refuerze la idea implícita (mejor si es explícita) de que ellos son el problema.
3. Meta miedo: Amenace constantemente con el despido.
Un clásico del manual del mal jefe. Recuérdele a la gente que ahí afuera la cosa está dura, que en 10 minutos usted tendría 30 CVs para esa posición y que usted prefiere contratar a alguien más barato. No necesariamente debe cumplir la amenaza, se trata solo de amedrentar para mantener la moral del equipo baja, recuerde que ese es su objetivo final.
4. Primero dispare y después pregunte.
Cuando algo suceda en la oficina y no le guste, cuando algo no se entregue a tiempo o algún cliente se queje o se cometa un error, grite todo lo que pueda, pásele por encima a quien sea (incluso literalmente) y haga notar su enojo. Después, si queda tiempo, llame a los involucrados y pregúnteles que fue lo que sucedió. Recuerde el lema del mal jefe: «duro con la persona, suave con el problema». Encárguese de que todos sepan su estado de ánimo, es más, que desde antes de salir de su casa todos en la oficina sepan que hoy va de malas, y seguro mañana también. Que todos tengan que esforzarse por encontrar la manera de que usted no se enoje.
5. No deje hablar a nadie.
Cuando alguien venga a su oficina a comentarle algo, recuérdele lo ocupado que está, obliguelos a ir al grano, interrumpa cuantas veces sea necesario y no los deje terminar. Hágase escuchar usted por encima de todos que para eso es el jefe. Si alguien intenta hablar más de la cuenta, sáquelo de su oficina, su tiempo es muy valioso. Esto aplica especialmente cuando alguien quiere darle una explicacion de algo que está sucediendo.
6. Recuerde repetir constantemente su otro lema: «No confío en nadie».
Todos sabemos que los malos jefes más exitosos son los que no solo piensan que no pueden confiar en nadie, sino que no pierden cualquier oportunidad para repetírselo a la gente a los cuatro vientos. Déjeles claro que usted no confía ni en su propia madre y que como ellos se equivocan, usted es el único que puede hacer las cosas, aunque esto implique reprocesos. (Eso sí, recuerde mencionar lo caro que es, que usted tenga que volver a hacer todo de nuevo) Nunca delegue nada, recuerde que no lo van a hacer bien. Evite la innovacion o la autonomía a toda costa (Más tarde que temprano van a meter la pata) Con que nadie piense y solo hagan lo que usted quiere es suficiente.
7. Nunca jamás reconozca un error.
Mostrarse débil es lo peor que puede hacer un mal jefe. Jamás, nunca admita un error. Recuerde que usted es infalible y que si al dar una instrucción, hubo un dato mal, es culpa de los demás por ser incapaces de detectar el error que usted cometió. Usted está muy ocupado como para estarse asegurando de compartir la información de forma precisa y correcta. Es obligación de las personas leer entre líneas y actuar en consecuencia para corregirlo. Si hay un error, por definición, debe de ser de alguien más. Recuerde la milenaria frase cuando se equivoque: «Ahora sí nos jodimos todos ustedes»
8. Regañe en público, que todos sepan quién es el culpable y las consecuencias de sus actos.
¿Recuerda esas escenas de la edad media en la que empalaban al ladrón en media plaza del pueblo para que todos lo vieran y aprendieran? ¿Pues por algo lo hacían verdad? Cuando alguien cometa una falta, no entregue algo a tiempo o haga algo sin que usted se lo haya pedido, procure que toda la oficina se de cuenta. Castigue duramente para que todos sepan cuál debe ser el comportamiento esperado. Si puede humille abiertamente, métase con la personalidad de la víctima, vuélvalo personal y deje claro cómo esto es la causa del problema.
9. Rompa las relaciones entre el personal a toda costa.
Unión y solidaridad entre el equipo es lo menos que usted necesita. Que nadie se atreva a ayudarle a otro compañero, que nadie hable con otros más de lo debido. Si alguien solicita un favor de manera respuetosa a alguien más, recuerdele que debe ir al grano, que los «gracias» o «por favor» son un pérdida de tiempo para la empresa, que el tiempo es dinero y hay que ir al punto. Cuando alguien necesite ayuda, que lo dejen morir solo, ya cada uno tiene suficiente como para estar preocupándose por las tareas de otros.
10. Sea el primero en las actividades sociales de la empresa.
Si se organiza el almuerzo navideño, sea el primero en la fila y el primero que se sienta a comer. Ya tuvo suficiente con aguantárselos a todos durante el año, como para tener que esperarse a ser el último, mostrarse amable o que todos coman primero. Olvídese del discurso de agradecimiento o las palabras de buenos deseos, a nadie le interesa escuchar al jefe, la gente solo quiere comer y largarse lo mas rápido que pueda (usted incluido) Es más, trate de hablar por teléfono o mandar mensajes durante todo el evento. No pierda tiempo intentando compartir con alguien. Si anda de buen humor, no olvide las bromas inapropiadas sobre la sexualidad de alguna compañera o los motivos de la falta de novio, a todos les encanta cuando el jefe hace bullying.
11. ¡No planee nada, no comunique sus planes, ni nada!
Tal vez en su cabeza se está fraguando algún tipo de plan o estrategia. No se la cuente a nadie, total, no lo van a entender. Déjesela solo para usted, y camine hacia esa dirección. Que los demás tengan que adivinar lo que usted quiere o imagina. Solo usted conoce las prioridades, no se moleste en explicarlas a nadie, total siempre la gente termina renunciando a la empresa y usted nunca ha entendido por qué la rotación es tan alta.
Recuerde que el éxito o el fracaso de las organizaciones está determinado por la calidad de las interacciones entre sus miembros. Usted decida.
Últimamente hablar de Negocio + Pirámide no es una combinación muy confiable. De entrada valga la aclaración de que esto no tiene nada que ver con los negocios piramidales, la nube, forex, o cualquier otra etiqueta que se esté usando en este momento para ese tipo de iniciativas bastante cuestionables.
No es de ese tipo de pirámides que hablo, si no más bien de la pirámide para analizar a la población según su ingreso económico y su poder adquisitivo.
¿Qué es la Base de la Pirámide? En el mundo hay más de 7 mil millones de personas. De esos, dos tercios de las personas (más de 4 mil millones) viven en lo que se considera pobreza. Si bien existen actualmente diferentes y muy completas metodologías para medir la pobreza en el mundo, al medirlo solamente con el criterio de los ingresos económicos de las familias, se traza una línea. Internacionalmente, una de esas líneas se calcula por la cantidad de personas que viven con menos de $1.90 al día. A esto se le conoce como pobreza extrema y afecta casi al 10% de la población del mundo.
Si la línea la ponemos en las personas que viven con menos de $5.50 al día, encontramos que casi 3 mil millones de personas están en esa condición. (40% del planeta). Dependiendo de donde pongamos la línea, a las personas con menos ingresos, las clasificamos según esta teoría como la ¨Base de la Pirámide¨
¿Negocios con la Base de la Pirámide? Hacer negocios con la base de la pirámide, es un enfoque, una estrategia, para que las empresas puedan trabajar de la mano con las personas que tienen menos ingresos como una forma de ayudarlos a superar la pobreza, pero no desde un enfoque filantrópico o de donaciones como lo hacen las ONG tradicionales, si no desde un enfoque de compra y venta de productos o servicios, es decir, un mercado.
¿Entonces es venderle cosas a los pobres? No. Se trata de involucrar a las personas en pobreza y hacerlas parte de las soluciones de sus problemas, involucrar a las comunidades en la elaboración de las soluciones. Problemas a resolver hay muchísimos: Alimentación saludable, acceso a la salud, higiene, seguridad, etc. Proveer soluciones a estas necesidades no solo es importante para el Desarrollo Regenerativo de las comunidades, sino también una gran oportunidad de negocios en las que las empresas pueden lograr dos objetivos, ahora son más necesarios que nunca: Hacer el bien, generar riqueza y considerar el planetea, o lo que es lo mismo: Generar valor social, económico y ambiental.
¿Existen ejemplos concretos? Veamos rápidamente tres casos:
Si bien el modelo de Negocios con la Base de la Pirámide o BOP ha sido una estrategia mayormente utilizada por grandes empresas para poder impactar mejor en poblaciones de menos ingresos, representa un gran potencial para que pequeñas y medianas empresas y nuevos emprendimientos puedan reorientar sus productos o sus servicios para satisfacer las necesidades de las personas que más lo requieren, utilizando el poder de los negocios y no las ayudas sociales, como camino al desarrollo.
(Parte 1)
Tiempo de Lectura: 4 minutos
La idea de «Desarrollo Sostenible» y yo somos de la misma edad.
Apenas 10 meses más joven que yo, vió la luz en 1987 el Informe Brundlant, un documento que cuestionaba las características del desarrollo económico que se tenía en ese momento y hablaba de una nueva forma en que la humanidad debía caminar para evitar un colapso ambiental, utilizando los recursos naturales pero sin comprometer los recursos de las futuras generaciones. A esto se le ha llamado desde entonces Desarrollo Sostenible.
Con esa idea en mente, el mundo siguió avanzando, generando cientos de reuniones en todas partes del mundo y concentrando a los principales líderes para buscar las soluciones adecuadas. Por eso en el año 2000, cuando el Desarrollo Sostenible y yo no llegábamos todavía a los 15 años, se planteó un gran reto en el planeta, los Objetivos del Milenio: 8 Grandes Metas a cumplir en el 2015 para erradicar la pobreza, mejorar la educación, promover la igualdad entre géneros, entre otros temas. Y bueno…¿Qué pasó? En resumen, 189 países se comprometieron a cumplir estos acuerdos y se logró entre otras cosas reducir la pobreza extrema, sin embargo con otras de las metas no hubo tanto avance.
Así llegamos al 2015, 28 años después, el año de una nueva versión de metas que se propuso el mundo, pero ahora era algo mucho más amplio, incluyendo claramente a las empresas y las organizaciones; para lograr cambiar las cosas al 2030: Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Los ODS son 17 objetivos, que abarcan temas similares a los Objetivos del Milenio como el combate a la pobreza o la mejora en educación, pero también agrega metas mas específicas como la protección de la vida submarina o garantizar la disponibilidad de agua para todos y todas.
Nos quedan solo 10 años para lograr esas 17 metas y hay que decir que las cosas no pintan muy bien. Según el Índice de Progreso Social de 2020-un informe que mide el bienestar de los países- si seguimos comportándonos como en este último año, los ODS se estarían logrando hasta 2082, eso sin contar los efectos de la pandemia. (¡Espero que estén equivocados, o me tocaría ver esos logros a mis 95 años!)
Básicamente por todo esto, y porque desde que se habla de Desarrollo Sostenible, el planeta se ha seguido calentando, hemos seguido extinguiendo especies y el logro de todos los ODS se ve cada vez más difícil; es que algunas personas han comenzando a pensar que el enfoque de un Desarrollo Sostenible no es suficiente y necesita reforzarse con ideas más poderosas.
¿Qué es el Desarrollo Regenerativo? Aquí es donde entra en juego esta nueva idea. El Desarrollo Regenerativo se trata de que -sin dejar de lado las metas globales al 2030- se plantea un enfoque mucho más duro. Más directo y más integrador. El Desarrollo Regenerativo nos plantea que nosotros somos naturaleza, es decir, la naturaleza no es algo externo que tenemos que cuidar mientras la explotamos sosteniblemente, si no que nosotros somos parte de ella y los problemas solo los podemos solucionar si los vemos integralmente.
El Desarrollo Regenerativo plantea que la Sostenibilidad se trata de sostener una forma de vida de la humanidad para no consumir los recursos del futuro, pero que eso ya no está funcionando y debemos ahora avanzar hacia reparar o regenerar los daños que ya hemos causado y vivir en armonía con el planeta.
La gran misión de regenerar es algo que nos corresponde a todos y todas, pero muy especialmente a las personas jóvenes de esta época, que tienen en sus manos el logro de estas metas. Son esos #changemakers o agentes del cambio que pueden comprometerse de verdad a generar un impacto en el planeta desde su proyecto de vida.
Marco Vinicio Villegas.
La sostenibilidad es desde hace rato -debido a los signos de los tiempos- un factor de competitividad clave para cualquier organización. Más que nunca los empleadores deben desarrollar una nueva forma de hacer negocios. Junto a las consideraciones económicas de crecimiento y ganancias, las organizaciones deben responsabilizarse de sus impactos en la sociedad y los riesgos y oportunidades ambientales que genera su operación.
En este sentido, la función de recursos humanos tiene un papel fundamental. El enfoque de triple utilidad, implica la entrega simultánea de resultados positivos para las personas, el planeta y los inversionistas. En efecto, los aspectos de la sostenibilidad, como la gestión ambiental, la protección de los derechos humanos o la buena ciudadanía corporativa, forman parte cada vez más de una organización de impacto, de una organización sostenible o que tiene buenas prácticas de responsabilidad social.
Conforme las organizaciones aumentan y perfeccionan sus estrategias de sostenibilidad, surgen investigaciones que establecen claros vínculos entre funciones de sostenibilidad y funciones de negocios “tradicionales” tales como marketing, contabilidad y operaciones, siendo que cada vez más se incorpora en este análisis, lo que quizás sea una de las áreas más complejas de la organización: La gestión de los recursos humanos, ahora desde la óptica de la sostenibilidad.
Con esta gran consideración, la función de recursos humanos o del desarrollo de personas, es fundamental para lograr el éxito en una organización impulsada por la sostenibilidad. La prácticas de sostenibles impregnan todos los aspectos de negocios y deben integrarse en todos los niveles, convirtiéndose en un proceso de cambio continuo.
Las habilidades de los profesionales de recursos humanos deben contemplar aspectos del día a día como la gestión del cambio, remuneración vinculada a los logros de la triple utilida, nuevas formas de motivación al personal, negocios inclusivos, jornadas de trabajo flexibles, programas de voluntariado, programas corporativos de cero pobreza, o modelos de empresas “familiarmente responsables”, solo por mencionar algunas prácticas.
En términos generales su rol como directores de área los vuelve actores principales en el desarrollo e implementación de la estrategia de sostenibilidad de su organización.
Es con estas consideraciones que se habla de la “Sustainable HRM” o Administración Sostenible de los Recursos Humanos, entendida como la utilización de herramientas de recursos humanos para ayudar a integrar estrategias de sostenibilidad en la organización, creando un sistema de gestión que contribuye al rendimiento sostenible de la empresa, de manera que desarrolla las habilidades, motivación, valores y confianza necesarios para lograr una triple línea de resultados y al mismo tiempo asegura en el largo plazo, la salud y la sostenibilidad de los grupos de interés internos y externos, reflejando la equidad, el desarrollo, el bienestar y las prácticas respetuosas con el medio ambiente. (2012) HRM’s Role in Corporate Social and Environmental Sustainability, SHRM Foundation.
Luego de este concepto, surge entonces la pregunta ¿Cómo consolidar estrategias de sostenibilidad, a partir del uso de herramientas propias de la gestión de recursos humanos?
La experiencia pareciera demostrar que las organizaciones más exitosas son las que han logrado transversalizar las estrategias de sostenibilidad para que sean ejecutadas desde todos los procesos. En el caso de la gestión de recursos humanos hablamos del proceso completo que inicia con el reclutamiento y selección del personal. Por ejemplo, usando el compromiso de la organización con la sostenibilidad en el reclutamiento, ayuda a atraer más a los mejores candidatos y al mismo tiempo garantiza la compatibilidad de los valores de la persona con los valores de la organización.
Grandes compañías como la poderosa Google, conocen y comprenden que se trata de un asunto de competitividad, de ahí que entre otras cosas han invertido más de $ 915 millones en energías renovables y sus centros de datos utilizan un 50% menos de energía que los tradicionales. Por otro lado, el impacto ambiental de una empresa utilizando producto de Google como Gmail, es hasta 80 veces más pequeño debido al uso de la nube.
Para lograr estos resultados, cuentan también con políticas claras en relación a la gestión de recursos humanos de forma innvadora, lo que le ha permitido mantenerse en la lista de los “Best Places to Work” según la revista Forbes, durante 7 años y por primera vez en este 2015, asumen como primerísimo lugar. ¿Y cuál podría ser su secreto?
Google intensificó sus prácticas laborales que concilian la vida laboral y la familiar, aumentando la licencia de maternidad, la licencia de paternidad, reorganizando sus guarderías en sitio, y en términos generales haciendo esfuerzos para permitir que las personas tengan vínculos familiares más fuertes. ¿Suena como la vía contraria a lo que muchas empresas están haciendo?
Finalmente podríamos decir, que al igual que en los procesos de evolución de la naturaleza; en el mundo de las organizaciones, están las que logran adaptarse y las que no.
Las primeras son las que desarrollan a su gente para que tenga la capacidad de leer las señales a tiempo, innovan y ganan competitividad mientras reducen costos, mejoran su imagen y son proactivas. Las segundas son las que siguen pensando que el mundo gira en torno a ellas y que su principal objetivo es el aumento en el tamaño de sus billeteras.
Más tarde que temprano, el mercado les dará las respuestas.
Fuentes Consultadas:
La crisis global es conocida desde hace décadas, sin haber generado realmente alternativas de impacto sostenido en la mayoría de los temas. Tal como lo plantea Gámez (2008)
“En el 2002, a diez años de la Cumbre de Río, se realiza la Cumbre de Johannesburgo: “Río + 10”. Esta segunda cumbre constata el fracaso mundial en la búsqueda de un modelo de desarrollo sostenible. En esa década, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, los dos indicadores objeto de acuerdo en Río, incrementaron sistemáticamente su deterioro”
Incluso ahora, luego de la cumbre de Río+20, el mismo Secretario General de las Naciones Unidas ha manifestado que “nuestros esfuerzos no han estado a la altura de la medida del desafío”
Pareciera ser que hoy más que nunca estamos informados de los problemas ambientales que genera nuestra especie. Del equilibrio que rompemos cada año con nuestra huella ecológica y el agotamiento de los recursos de las generaciones venideras. Sin embargo, este nivel de información no se traduce tan fácilmente en acciones concretas, por parte de los Estados o del sector corporativo, incluso tampoco tan claramente en el plano de lo individual.
En este sentido, se nos plantean dos posibles explicaciones: “Las personas contaminan porque no tienen la integridad moral y ética para evitar el tipo de comportamientos que causan la degradación ambiental. Ante esta situación se presenta un problema mayor, los asuntos ambientales son demasiado importantes y urgentes como para esperar un largo proceso de educación y reconstrucción moral” (Romagnoli, 2007)
Por otro lado, el mismo Romagnoli (2007) argumenta que las personas contaminan porque ésta es la forma más económica que poseen para resolver un problema práctico muy común. Este problema consiste en la eliminación de los productos de desecho que quedan después de que los consumidores han terminado de utilizar algo, o después de que las empresas acaban de producir los bienes.
Es decir, las personas que toman acciones específicas a favor del ambiente, especialmente en lo que tiene que ver con su nivel de consumo, se podrían dividir en dos grandes grupos: Los que desconocen o ignoran por acción u omisión, los valores vinculados con la sostenibilidad, y los que –conscientes de estos valores- deciden a partir de criterios económicos, aún y cuando estén adquiriendo productos o servicios con alto impacto ambiental.
En el caso de Costa Rica, según el estudio “Perfil del Consumidor 2014”, del semanario de negocios El Financiero, se concluye que: “El porcentaje de personas que compran un producto o servicio a partir de analizar si la empresa contamina o no, pasó de un 56% en el 2013 a un 41% en el 2014”.
Por el contrario, las decisiones de compra en general -según el mismo estudio- se toman más a partir de criterios como el precio, por encima del elemento ambiental.
Dicho lo anterior, surge una clara alternativa: ¿Cómo generar bienes y servicios que no solo sean ambientalmente amigables sino que puedan competir en el mercado a partir de mejores precios y otros factores reconocidos y valorados por el consumidor?
El desarrollo tecnológico influye enormemente en los procesos de producción. La adquisición de nuevas tecnologías en la industria, se trata de una inversión en el largo plazo. Los beneficios de estas decisiones no se ven en corto plazo, es decir que la empresa debe asumir la inversión y tener capacidad para esperar resultados. Esto limita sin duda alguna el que las pequeñas y medianas empresas adquieran tecnologías ambientalmente amigables y que por lo tanto ofrezcan productos verdes de calidad y a menor precio.
Son las reglas de mercado las que están determinando los avances o retrocesos en la crisis global. Como plantea Azqueta (2007) es el mercado el que informa sobre el valor de una gran cantidad de bienes y servicios, y el que organiza en consecuencia su proceso de producción y distribución.
Por tanto, no se puede pretender que sea, por un mecanismo distinto al del mercado, que se van a contribuir con la solución de los problemas.
A esta problemática debemos agregarle la necesidad de asignarle valor a los recursos naturales obtenidos por las empresas e individuos. El ejemplo que más fácilmente viene a la mente es el de la industria del agua embotellada. Según “The Story of Stuff Project” en su corto “La Historia del Agua Embotellada”, el precio del agua en botella es unas 2.000 veces mayor que el precio del agua del grifo en Estados Unidos, y no necesariamente es más limpia.
Surge entonces la duda: ¿Cuánto vale un litro de agua? En el caso costarricense, la tarifa residencial de acueductos para una zona en particular, estima el costo de 15 metros cúbicos de agua (15.000 litros) en alrededor de 219 colones. O lo que es lo mismo, el costo de 1 litro de agua residencial es de 0,014 colones por litro.
En el mercado costarricense, una botella pequeña promedio (menos de medio litro) ronda alrededor de los 400 colones. En otras palabras, en Costa Rica 1 litro de agua embotellada, cuesta lo mismo que 30.000 litros de agua del grifo (obtenida de los mismos mantos del agua embotellada, de las mejor tratadas de la región e igual de segura que el agua de botella según estudios)
En el siguiente cuadro, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados nos muestra la situación que se daba en 2005:
Tomado de: “Estudio Aguas Envasadas: calidad y comercialización en Costa Rica, Laboratorio Nacional de Aguas. Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (2005)
En el caso de un recurso de primera necesidad como el agua ¿Debería el Estado otorgarle un valor de uso mayor? ¿Cómo debería cobrarle a las empresas embotelladoras el valor del recurso? ¿Cómo pueden compensar al Estado las empresas que generen utilidad a partir de un bien público que envasan y luego venden con márgenes astronómicos?
Los retos en materia de sostenibilidad y dotación de valor de los recursos naturales son enormes, sin embargo, en la medida en que los consumidores estén cada vez mejor informados, y tengan acceso a productos y servicios ambientalmente amigables y a precios competitivos, entonces nos estaremos acercando de mejor forma a las soluciones profundas que requieren nuestros sistemas productivos para paliar la crisis global.
Fuentes Consultadas: