En Filipinas las personas pasan en promedio 11 horas de su vida diaria viendo la pantalla del celular
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Recuerdo muy bien que cuando tenía unos cinco años, pasaba horas jugando solo en el patio de la casa. Tuve la gran ventaja de que había un patio que para mí en ese entonces era gigante, un mundo de posibilidades a explorar: Observar los hormigueros me llevaba a pensar como serían por debajo sus estructuras, cómo los construían, pensar cómo se organizaban las hormigas para trabajar y repartirse tareas, como conseguían alimentos… en fin, pensar. De esas inocentes observaciones infantiles, hoy sé que se hubieran podido extraer infinidad de clases de: Arquitectura, matemática, sociología, administración, biología, sostenibilidad, regeneración, biomimesis, etc, si hubiese podido tener un acompañamiento con el sistema educativo.
Al ser el menor de tres hermanos, la mayoría del tiempo no tenía de otra más que inventarme mis propios juegos y entretenerme solo. Así pasaba horas jugando, observando, descubriendo pero especialmente imaginando. Ahora entiendo que mis papás-sin saberlo o proponérselo- estaban exponiéndome a una experiencia extremadamente enriquecedora: Solitud.
En el diccionario de la RAE, aparece la palabra solitud, curiosamente en desuso y definida como la carencia de compañía.
Por otro lado, en el diccionario de Oxford, Solitude tiene una connotación un tanto diferente. Se trata de una condición en la que estamos solos, pero nos agrada. Es decir, no es el estado de soledad asociado a la tristeza -que todos lo queramos o no probablemente hemos experimentado- sino una situación en la que disfrutamos el estar solos.
Cal Newport, uno de los más influyentes pensadores de los últimos años en temas de productividad y nuevas tecnologías, propone en sus libros y sus diversos contenidos, un concepto clave para entender la solitud. Citando a los autores Kethledge & Erwin en un libro de 2017 titulado Lead Yourself First: Inspiring Leadership Through Solitude la define como el estado en el que estamos «free from input from other minds» o libres de aportes o de información de otras mentes.
Many people mistakenly associate solitude with physical separation—requiring, perhaps, that you hike to remote cabin miles from another human being. This flawed definition introduces a standard of isolation that can be impractical for most to satisfy on any sort of regular basis. As Kethledge and Erwin explain, however, solitude is about what’s happening in your brain, not the environment around you. Accordingly, they define it to be a subjective state in which your mind is free from input from other minds.
Newport, quiere decir que la solitud no se trata de irse una cabaña y pasar tiempo como ermitaños, lo cual sería poco práctico actualmente; por el contrario es más un escenario en el que ponemos al cerebro en aislamiento. Es decir, podríamos encontrar solitud cada vez que hacemos alguna actividad en la que no estamos consumiendo información de alguna forma: Leer, ver el celular, escuchar radio, ver TV, hablar con otras personas, son en general actividades en las que no es posible encontrar solitud; sin embargo usted podría ir en el bus, en un tren lleno de gente, etc, y efectivamente tener, momentos de solitud si está de alguna manera «solo con sus pensamientos».
Probablemente a muchos nos ha pasado que estamos en medio de una reunión discutiendo algún tema, nos levantamos al baño, y cuando volvemos se nos ha ocurrido alguna buena idea para el tema en discusión. O cuántas veces mientras nos estamos bañando por la mañana, pensamos en una buena idea para solucionar un problema con el que estamos lidiando.
Si bien el aislamiento social y la soledad en general están asociados a efectos negativos en la salud mental -condiciones que se han visto más que evidentes durante la pandemia de Covid- también un artículo de Washington Post expone por ejemplo un estudio en el que se menciona que tener acceso a dosis regulares de solitud, son cruciales para un aumento de la creatividad, entre otras cosas.
En una vida cotidiana en la que desde que nos despertamos tenemos acceso a todo lo que está pasando en el planeta, en la que los niños no pueden comer si no ven la pantalla, en la que los dispositivos tipo airpod son más comunes y más baratos, o en la que en países como Filipinas las personas pasan en promedio 11 horas de su vida diaria viendo la pantalla del celular (7 horas en Estados Unidos, 10 horas en Colombia) conseguir minutos de solitud diariamente es extremadamente difícil, esto para no mencionar los todavía desconocidos efectos del metaverso en la condición mental de las personas.
La dependencia que todos sufrimos del celular (difícilmente alguien se libra) es pavorosa. Es el equivalente a que un fumador adicto ande cargando todo el tiempo, todo el día, siempre, un paquete de cigarros en la bolsa, y de hecho es una industria que probablemente -igual que la industria de los cigarros- al principio era vista como inofensiva o cool en el siglo XX, y no fue si no hasta muchos años después que se comenzó a legislar para controlar esa adicción controlando la industria y los productos. Con redes sociales y aplicaciones pasa exactamente lo mismo y están algorítmicamente diseñadas para que así sea.
En mi caso, especialmente desde la pandemia, trato de pasar algún tiempo de nuevo en ese patio en la casa de mis papás, al aire libre, ahora ya no viendo hormigueros, sino trabajando un poco, ayudando a limpiar o a ordenar cosas que siempre hacen falta. Confieso que esos minutos de actividad los disfruto mucho y de alguna forma, el tiempo así pasa a otro ritmo y la mente se aclara siempre de maneras distintas.
Conseguir minutos de solitud será cada vez más un lujo y una necesidad, pero tendrá efectos directos en nuestra productividad laboral y nuestro equilibrio personal; de ahí que valga la pena buscar siempre la forma de programar semanalmente esos minutos para activar el modo avión.
Creo que el poder de la mente es irrecocible. Será que tenemos miedo a la solitud por miedo a encontrar una gran creatividas.
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Encuentro fascinante como nuestra mente se recarga, se concentra y crea mejores soluciones cuando no tiene influencias o distracciones de su entorno, es por eso que siempre he elegido actividades solitarias como el surfear, hacer motocicleta de montaña, porque mientras estas haciendo algo que no requiere mucho pensamiento, lo haces de manera motora, vas pensando y analizando los retos que tienes en ese momento en todos los ámbitos de tu vida, teniendo un tiempo para analizarlos, buscar la mejor solución de una manera mas lógica y sin influencias externas. Me gustó mucho el concepto de cambiar el concepto de solitud como falta de compañía y verlo como un estado mental, en el cual sentimos placer. Muchas gracias por esta lectura.
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Muy acertado esta nota a lo que se vive actualmente, donde se ha perdido toda comunicación cara a cara, esas llamadas en los cumpleaños o fechas especiales, ahora solo nos limitamos a enviar emoticones, imágenes, ya no hay interacción con las personas (amigos, familiares)
. Que bonito sería al menos un día poder ponerse en modo avión y disfrutar de nuestro espacio sin interrupciones. Desconectarnos del mundo y de su realidad, solo por un día…
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